Campeones de la Inclusión como Diana López, Coordinadora de Atletas Líderes de Olimpiadas Especiales Guatemala, que nos cuenta acerca de su relación con Olimpiadas Especiales y sus esfuerzos por construir un mejor mundo para las personas con discapacidad intelectual.
Diana es maestra de Educación Pre-Primaria y psicóloga clínica; también es bailarina profesional de salsa y bachata, y practica varios deportes, incluyendo su favorito, el baloncesto. Desde siempre, ha querido ayudar a las personas y eliminar los estereotipos que tiene la sociedad sobre personas considerados “diferentes”.
¿Cómo fue el inicio de tu relación con Olimpiadas Especiales?
Siempre había querido apoyar y ser parte de la organización. En un encuentro deportivo, pude conversar con Yaeko Cifuentes, la directora de deportes de Olimpiadas Especiales Guatemala, y ella me contó sobre todo lo que hacían. Esto me entusiasmó muchísimo más. Al tiempo decidí hablarle y me dio la noticia de que había una plaza disponible para ser parte del staff; apliqué a la posición y a los pocos días ya estaba trabajando como apoyo al programa de Atletas Jóvenes y a los meses comencé a trabajar como coordinadora del programa de Atletas Líderes.
¿Cuál es tu recuerdo favorito de Olimpiadas Especiales?
Organicé, como parte de las actividades de Atletas Líderes, una convivencia familiar, en la cual almorzamos todos juntos con nuestras familias, incluyendo la mía. Luego se hizo una actividad dinámica y una actividad artística. Ver a todos los atletas y a las familias tan felices corriendo, compitiendo y apoyándose, pintando juntos con témpera, divirtiéndose y compartiendo un momento agradable me hizo sentir agradecida por poder brindarles este tipo de oportunidades, ya que en el día a día se nos olvida disfrutar estos pequeños momentos, o simplemente estamos muy ocupados para vivirlo. Pero cada uno de ellos y sus familias se esfuerzan por ser mejores cada día y ese compromiso con la vida, para mi es lo más importante.
¿Qué significa para ti un mundo inclusivo?
Para mí, un mundo inclusivo implica que cada individuo elimine los estereotipos de su estructura mental y deje de tener miedo a lo que “percibe” como diferente a ellos. ¡Sí! todos tenemos algo diferente, no hay dos personas iguales, pero todos somos seres humanos, cada uno con algo especial: habilidades, cualidades, debilidades, miedos, etc, que debemos aceptar y respetar. Un mundo inclusivo para mi es importante porque las diferencias de cada uno deberían ser una herramienta para tener más y mejores oportunidades para sobresalir y no una limitante para vivir.
¿Qué papel crees tú que juega la juventud en la creación de un mundo más inclusivo?
Los jóvenes actualmente son los que mayor influencia tiene en el mundo, son los que viven con más ganas de tener éxito y dejar huella por donde pasan. Son los que pueden demostrar a los adultos que sí hay formas de cambiar y de hacer un mundo mejor, y ser el ejemplo de los niños de cómo pueden lograrlo. Además, son los futuros padres, los futuros profesionales, que educarán y enseñarán a las próximas generaciones sobre la vida, haciendo de la inclusión algo que se vive y se disfruta cada día.
¿Cuáles son tus proyectos o metas futuras con Olimpiadas Especiales?
Quiero trabajar con cada uno de los atletas que tengo a mi cargo y desarrollar su potencial al máximo, apoyar a que se les abran puertas a más oportunidades, innovar planes y actividades para darles herramientas en cada uno de sus ámbitos de vida, guiarlos para que tengan éxito y sobresalgan en lo que más les interesa, y por medio de esos, logros demostrar a la sociedad que cada ser humano es importante y aporta algo valioso. Mientras se quiera, no existen límites.
¿Y qué mensaje compartirías a personas fuera de Olimpiadas Especiales, acerca de un mundo más inclusivo para las personas con Discapacidad Intelectual?
Les diría que abran sus ojos, que vean más allá de lo que conocen y tienen a su alrededor, que no tengan miedo a conocer, investigar o actuar hacia algo diferente que no forma parte de su día a día. Para lograr la inclusión se requiere de personas que anhelen un cambio, que se esfuercen por integrar y ampliar todas las oportunidades para todos. No existen dos personas iguales; lo único que tenemos en común es que somos seres humanos, pensantes y emocionales y esas características son las que deberían lograr que el mundo sea mejor. Les pediría que trabajen en desarrollar en ellos una virtud—la empatía. Estoy segura de que, si todos la desarrollamos, tendremos éxito.